ASTYPALEA, LA NINFA DE POSEIDON
La isla de Astipalea es según la mitología griega la encarnación de la ninfa del mismo nombre, Astypalea. Esta ninfa era hermana de Europa, la que fue raptada por Zeus transformado en toro. En esta ocasión fue el dios del mar Poseidón el que sedujo a Astypalea adoptando la forma de un hermoso leopardo o león marino alado para acercarse a ella y tomarla por sorpresa. Tuvieron dos hijos que fueron sendos reyes de islas vecinas, Anceus, rey de Samos y uno de los argonautas que acompañaron a Jasón en su búsqueda del vellocino de oro y Eurípyles que reinó en Kos. La isla está salpicada de antiguos templos y lugares que aluden, ilustran y alimentan el mito.
La isla de Astypalea es una de las doce islas principales del Dodecaneso y una de las más desconocidas a pesar de sus maravillosas playas, sus acantilados y los pueblos cuyas casas blancas contrastan con el azul del Mar Egeo.
Es la más occidental de su archipiélago y por su situación se comunica por barco con Kos y con Leros teniendo también alguna frecuencia con El Pireo, puerto de Atenas y con la cercana isla ciclada de Amorgós. Tiene un pequeño aeropuerto que la comunica con Atenas con varias frecuencias semanales.
A pesar de tener una pequeña superficie, 95 km2, su irregular y caprichoso litoral, en el que se suceden golfos, bahías y cabos, se extiende a lo largo de 110 km de costa. Tiene una curiosa forma que recuerda una H en la que dos promontorios rocosos se unen en un estrecho istmo que apenas mide un centenar de metros.
La máxima distancia son 18 km de largo y su anchura mayor es de 13 km. La población local es de 1.300 habitantes que denominan a su isla con el nombre de Astropalea.
El clima le regala a esta isla unos inviernos suaves y veranos cálidos y agradables ya que las altas temperaturas propias de esa estación se ven suavizadas por el viento que sopla en la zona llamado “Meltemi” y que alivia el calor del sol.
Esta pequeña isla en la que aún no han entrado las corrientes turísticas que surcan el Mediterráneo asegura una estancia relajante, plácida y sobre todo en contacto con un mar y una naturaleza en estado puro. Los placeres sencillos como una sabrosa gastronomía tradicional, agradables hoteles familiares y el amable trato de los lugareños están garantizados.
A CERCA DE ASTIPALEA
En los tiempos más remotos en que era posesión de Caria, reino de la costa occidental de Anatolia (hacia 1800 a.C.), se la conocía como Pirra o Pilea.
El nombre de Astypalea ha ido modificándose a lo largo de la historia en función del pueblo que en ese momento ocupaba la isla. Bajo el dominio veneciano era Stampalia y durante la ocupación turca Istanbulya, por lo que durante toda la época medieval era fácil referirse a ella como Estampalia.
Las primeras menciones a esta isla están relacionadas con su dependencia del rey Minos de Creta. Más tarde fue colonia de la ciudad-estado de Megara en la costa de Ática cerca de Atenas. Recibió las invasiones dorias y a los comerciantes fenicios.
Con el tiempo fue cobrando importancia gracias a su posición centrada en el Egeo oriental y a sus excelentes puertos naturales y alrededor del siglo II alcanzó una gran prosperidad como atestiguan los numerosos restos de templos que se han encontrado de esa época. Los antiguos griegos solían referirse a ella como “la mesa de los dioses” tal era la profusión y calidad de sus frutos árboles frutales y la abundancia de las flores de sus laderas. Parece ser que el filósofo de la escuela cínica Onesícrito nació en la Antigua Astipalea.
Durante el dominio del Imperio Romano consiguió hasta cierto punto mantenerse independiente actuando como base estratégica en el control de los piratas que infectaban las aguas de esta parte del Mediterráneo.
Ya en plena Edad Media, en el año 1207 la isla de Astipalea quedó bajo el dominio de la familia veneciana Querini-Estampalia que la gobernaron hasta que en el año 1537 fue conquistada por los otomanos. Aun en esta situación fue capaz de tener una cierta autonomía por la que pagaba al Pasha de Rodas un tributo “de 9.500 piastras”.
Entre 1821 y 1828 se unió a la lucha de independencia contra el Imperio Otomano pero fue cedida a Italia en 1912 junto con las otras islas del Dodecaneso. No fue hasta 1947, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, cuando definitivamente pasó a formar parte del reciente estado griego.
LA CAPITAL BAJO EL CASTILLO
La capital de la isla se denomina también Astilapea o popularmente Chora (pueblo en griego), está situada sobre una colina junto al mar, al oeste de la bahía sur de la isla. Sus casas están construidas en forma de anfiteatro lo largo de la ladera. La cima de la colina está dominada por la imponente mole del castillo veneciano que contrasta radicalmente con el blanco luminoso de las casas cúbicas que adornan sus ventanas y puertas pintándolas principalmente en azul y rojo. Un poco más abajo una fila de molinos de viento parecen vigilar oteando el horizonte.
Y colina abajo las casitas blancas llegan hasta el mar. El conjunto no puede ser más encantador y atractivo.
El castillo construido en el siglo XIII por la familia veneciana Querini, alberga dos interesantes iglesias blancas que resaltan entre las murallas de piedra, la de Agios Georgios situada en el arco de entrada del castillo se construyó en 1790 y es conocida por el iconostasio de madera tallada del interior y la de Evangelismos (Anunciación de la Virgen) también conocida como Virgen del Castillo. En el recinto del castillo quedan vestigios de la antigua acrópolis y de un antiguo templo.
Un poco más abajo del castillo hay que visitar el monasterio de Panagia Portaítisa con su iglesia del siglo XVIII que se comenzó a construir en 1762 y se acabo nueve años más tarde. Esta considerada una de las iglesias más bellas de Grecia por su hermoso iconostasio decorado con láminas de oro y es el centro religioso de la isla. Al monasterio pertenecen también las iglesitas de Agios Statefanos y Agios Dimitrios.
Tras el castillo se encuentra la más grande de las numerosas iglesias de la capital llamada Megali Panagia cuya principal característica es el patio empedrado de cantos rodados.
En esta pequeña capital existe un Museo Arqueológico fundado en 1998 que contiene importantes colecciones de las excavaciones realizadas en toda la isla, van desde ajuares encontrados en yacimientos neolíticos hasta documentos de la época romana, grabados, numismática, objetos encontrados en las primeras basílicas cristianas, estatuas y bustos etc.
Abajo el puerto, Pera Yialos, mantiene la belleza de la parte alta. En sus cafés y tabernas se pueden degustar los mejores platos tradicionales de la isla como la pougia (empanadas de queso con miel), artista (guiso a base de lentejas), excelente marisco, pasteles rellenos de crema… Y porque no llevar como recuerdo la exquisita miel local y el sabroso queso kopanisti.
Su larga playa arenosa hace que sea uno de los lugares más populares de la isla no solo para los visitantes sino también para los lugareños.
UNA ISLA EN DOS PARTES
Las distancias en esta isla son muy pequeñas por lo que merece la pena conducir despacio para admirar el paisaje salpicado de flores sobre las colinas y campos de frutales enmarcados siempre por el azul del mar.
La curiosa forma de mariposa (o de H) de la isla de Astipalea hace que haya dos zonas bien diferenciadas separadas por el estrecho istmo de Steno. La parte oeste donde está la capital se llama Exo Nisi (isla de fuera) mientras que la oriental es Mesa Nisi (isla de dentro).
En el extremo noroeste de Exo Nisi se encuentra el monasterio de Agios Ioannis a 12 km de Chora, la capital. Su situación entre dos pronunciadas pendientes de la costa ofrece unas fantásticas vistas de los cercanos islotes de Ktenia, Pontikoussa y Ofidousa. Los jardines, arroyos y pequeñas cascadas que se extienden por debajo de la iglesia contribuyen a hacer más sorprendente la belleza de este lugar.
Al este de Exo Nisi y a 2 km al sur de la capital está el bonito valle y pueblo de Livadi o Livadia. A lo largo de este pequeño valle el paisaje es muy hermoso con los huertos de mandarinos, naranjos, viñas y flores por todas partes que hace de él “el jardín de la isla”. En los cerros que flanquean el lado oeste del valle se suceden numerosos molinos de viento. Al final del valle se llega al pueblo junto a la costa y a una esplendida playa de aguas especialmente turquesas.
Hoy en día se ha convertido en un tranquilo y agradable lugar de veraneo donde disfrutar entre otras cosas de pescado fresco, buena comida y puestas de sol inolvidables.
Continuando el camino hasta el extremo sureste se llega a otra tranquila playa, Agios Konstantinos y a la playa naturista de Tzanaki.
En la parte central de la isla, situado sobre el istmo, está el pueblo de Analipsis, también llamado Maltezana, junto a una bonita playa que atrae en la época estival a bastantes visitantes. La playa es de pequeños guijarros y la costa es acantilada dejando en los alrededores numerosas calas que son pequeños pedazos de paraíso.
A muchas de ellas se accede solo por mar como a las de los pequeños islotes cercanos a la costa como Hondro, Agia Kiriaki, Ligno, Koutsomitis, Syrna y Kounoupi, a los que se puede acceder en cualquiera de los taxi-barcos que ofrecen este servicio. El curioso nombre de Maltezana viene del pirata maltés que busco refugio en la isla al abrigo de sus muchas bahías, puertos y abrigos naturales.
En esta pequeña población también se recuerda al heroico almirante francés que huyendo de los piratas se refugió en estas costas y al no tener escapatoria prefirió morir con su tripulación prendiéndole fuego a su barco antes que entregarse al enemigo, un monumento recuerda este hecho sucedido en el año 1827. Las casas del pueblo rodean la bahía y entre ellas se intercalan capillas, patios llenos de flores, huertos y viñas. Cerca de la playa se pueden visitar las termas de Tallaras (de época helenística) que conservan parte de sus mosaicos que representan el zodiaco y las estaciones del año. Otro curioso edificio es la capilla de Agia Varvara construida sobre los restos de un antiguo templo consagrado a Artemisa que aún se reconocen. Quedan algunos mosaicos del siglo III en la capilla.
En el otro lado de la isla, Mesa Nisi, el camino conduce hacia el noreste hasta Vathi. Su emplazamiento es muy curioso ya que la bahía en la que está es tan cerrada (la apertura es de apenas 50 metros) que se asemeja a una laguna. La población consta de dos núcleos, Exo Vathi justo en la bocana de la bahía con un pequeño puerto en el que descansan los caiques y desde el que salen los ferris cuando el viento es demasiado fuerte en el puerto de la capital y Mesa Vathi en el fondo de la bahía, rodeado de arboles y viñedos. Cerca se pueden visitar las Cuevas del Dragón (en la que se pueden admirar gran cantidad de formaciones de estalactitas y estalagmitas) y la del Negro así como una fortaleza italiana construida en 1912.
Las playas de Vathi son tranquilas y sus aguas de una gran pureza.
En la temporada estival las tabernas y cafés se mantienen abiertos hasta muy tarde por lo que el ambiente y animación están garantizados en este pintoresco pueblo.
No lejos del pueblo de Vathi, en la punta opuesta se encuentra el Monasterio de Panagía Poulariani. El emplazamiento rocoso recuerda la forma de la Virgen abrazando al Niño y la única forma de acceder es por mar o bien a pie.