LA ISLA DE SAN JUAN
Patmos es la más septentrional de las islas que forman el archipiélago del Dodecaneso, es una de las más pequeñas en tamaño pero no por ello es la menos conocida, muy al contrario, su nombre evoca directamente la religión cristiana ya que en ella fue donde San Juan el Evangelista estuvo desterrado y escribió entre los años 95 y 97 d.C. su evangelio “El Libro de la Revelación, el Apocalipsis” tras serle transmitido de forma divina como cuenta la tradición religiosa.
En la actualidad la isla de Patmos sigue marcada por este hecho tanto físicamente, el impresionante monasterio consagrado a San Juan perece dominarlo todo, como espiritualmente pues a través de los siglos a sido y sigue siendo aun un importante lugar de peregrinación para los cristianos. Hasta los usos y costumbres de la isla están condicionados por esta fuerte influencia religiosa en todos los órdenes de la vida y como ejemplo sirve el hecho de que en sus playas este prohibido tanto el nudismo, como el topless.
A pesar de su reducido tamaño (tiene una superficie de unos 53 km 2) su litoral se extiende a lo largo de 63 km ya que su costa es muy recortada e irregular. Las pequeñas playas y calitas se suceden una tras otra y el interior es montañoso y con escasa vegetación. La orografía de sus numerosas colinas es rocosa y agreste. En realidad se puede decir que la isla de Patmos son en realidad tres islotes unidos por estrechos istmos. El punto más alto de la isla es el monte Profitis Elías con 269 m sobre el nivel del mar y es allí donde se emplaza el Monasterio de San Juan convirtiéndose de alguna manera en el corazón de la isla.
La población de Patmos no llega a los 3.000 habitantes la mayoría de los cuales se reparten entre la capital llamada también Patmos o popularmente Chora (pueblo en griego) y el único puerto de la isla, Skala.
La isla de Patmos es sin duda la isla de San Juan, el escritor místico del cristianismo primitivo al que tradicionalmente se ha asimilado o confundido con Juan, el discípulo más joven de Jesús y que tras la muerte de este inició como sus compañeros Pablo y Pedro viajes por todo el mundo conocido predicando el cristianismo. Cuenta la tradición cristiana que Juan se estableció en Éfeso, en la cercana costa de Turquía, allí fue apresado y conducido a Roma donde el emperador Domiciano, azote de los cristianos, le mandó torturar pero como sobrevivió al martirio le mandó desterrar a la isla de Patmos que por aquella época servía como cárcel o exilio. Allí, en la cueva que hoy en día se puede visitar, le fue revelado a Juan el evangelio que relataba la vida y hechos de Jesus. Allí escribió entre otros pasajes el Apocalipsis pasando a ser uno de los evangelios que la iglesia ha admitido para ser incluidos en el Nuevo Testamento. Tras el exilio Juan volvió a Éfeso en la cercana costa de Turquía y allí concluyó sus escritos y murió.
MITOLOGIA E HISTORIA DE PATMOS
No hay rincón en el territorio heleno que no esté impregnado en mayor o menor medida de alguno de los relatos y leyendas que componen la mitología griega. Y a pesar de la fuerte presencia del cristianismo ortodoxo en toda la isla su origen no puede dejar de estar explicado por un mito pagano “como Zeus manda”.
En su origen la isla de Patmos ni tenía nombre ni siquiera era visible ya que estaba sumergida en las aguas del Egeo.
La diosa cazadora Artemisa, visitaba con frecuencia la región de Caria, en la costa de Anatolia, muy cerca de la sumergida isla. En un elevado monte de la región, monte Latmos había un santuario en el que Artemisa se reunía a veces con su amiga la diosa de la noche, Selene, la luna brillante. Esta con su brillo iluminaba el mar desde el templo y en una ocasión divisó las tierras sumergidas de una hermosa isla que reposaba en el lecho del fondo del mar. Pensó que unas tierras tan hermosas debían de salir a la superficie por lo que pidió a Artemisa que intercediera ante Zeus para que hiciera emerger la isla. Artemisa así lo hizo con la ayuda de su hermano Apolo y ambos convencieron al padre de los dioses. La isla salió de las aguas y el sol secó su tierra hasta que se hizo habitable. La poblaron gentes venidas de la cercana región de Caria que en honor a la diosa Artemisa la bautizaron con el nombre de Letois o Letoida ya que la diosa era hija de Leto.
La isla de Patmos también es el escenario en el que Orestes, el único hijo varón de Agamenón rey de Micenas, se refugia para huir de las Eirines o Furias que lo perseguían por haber dado muerte a su madre Clitemnestra en venganza ya que ésta a su vez había matado a Agamenón.
En un plano más histórico y pegado a la realidad se sabe que la isla de Patmos estaba habitada desde la edad de bronce (3.000 – 2.000 a. C.), época de la que datan los vestigios hallados en la playa de Meloi cerca del puerto de Skala.
Los escritores de la antigüedad apenas la mencionan en sus obras pero todo parece demostrar que hacia el siglo V a.C., periodo clásico, sus habitantes eran el resultado de diferentes oleadas de dorios venidos de la Grecia continental sobre todo de las polis de Argos, Esparta y Epidauro y jonios.
En el periodo helenístico bajo al hegemonía de Macedonia, la acrópolis de la isla, Kasteli, cobró gran importancia por lo que se hicieron grandes obras para fortificarla y defenderla. Se levanto una gran muralla reforzada con torres. Las excavaciones de esta acrópolis han demostrado que estuvo considerablemente poblada en aquella época.
Bajo el imperio romano la isla de Patmos fue destinada a ser una isla-prisión y lugar de exilio. Por este motivo San Juan Evangelista llegó hasta aquí en el año 95 d.C., como desterrado.
Tras su muerte, se comenzaron a erigir en la isla varias iglesias cristianas entre las cuales se encontraba la Basílica de San Juan, construida entre el 300 y 350 d.C. en el lugar que hoy en día ocupa el Monasterio de San Juan el Teólogo. Esta basílica fue destruida en unos de los numerosos ataques musulmanes que Patmos sufrió entre los siglos VI al IX.
A comienzos del siglo XI un hecho crucial para el futuro de la isla tiene lugar, el emperador bizantino Alejo I Comneno encargó al monje Christodoulos la construcción de un monasterio consagrado a San Juan Evangelista dándole total autoridad y control de la isla de Patmos. El monasterio va adquiriendo importancia como centro religioso y cultural.
En el año 1207 los venecianos la conquistan concediéndosela al duque de Naxos. Éste fomentó y apoyó la formación de un estado monástico semiautónomo en Patmos que se convirtió en un foco de influencia en la zona.
En 1340 los Caballeros de la Orden de San Juan de Rodas se apoderan de la isla hasta el 1522 en que son expulsados por los turcos cuyo empuje en el Dodecaneso hace que toda la zona quede bajo su dominio.
Patmos, a pesar de ser conquistada por los otomanos, tiene la suerte de que se le respeta en gran medida la independencia religiosa, comercial y cultural por lo que entra en un periodo de estabilidad que fomentó la prosperidad de la isla, en los archivos de la biblioteca del monasterio se conservan documentos en los que se exime de impuestos al comercio de Patmos. Recibe numerosos inmigrantes que provienen de Constantinopla y de Creta tras ser ambas conquistadas por los turcos por lo que su población aumenta considerablemente. Y aunque la valiosa biblioteca del monasterio de San Juan sufrió algún deterioro durante la ocupación otomana si se pudieron fundar varias escuelas de teología como la Escuela Makarios Kalogeras creada en 1713 cerca de la Cueva de Apocalipsis y que sigue funcionando hoy en día.
Cuando la revolución griega comienza en 1821, Patmos participa de forma especialmente activa de hecho uno de los héroes de la guerra de independencia contra el imperio otomano, Emmanuel Xanthos era de Patmos y junto a otros fundó la organización Filiki Etairia que tan determinante fue para la consecución de la victoria sobre los turcos en 1832.
Tras las sucesivas ocupaciones de Italia en 1912 y alemana de 1943 a 1945, Patmos pasó a formar parte de Grecia en 1948 tras un breve periodo de tres años en que se mantuvo independiente.
PATMOS EN EL PRESENTE
La isla de Patmos es una isla muy especial en la que pasado y presente se mezclan y crean un lugar único que por un lado rezuma misticismo con sus santuarios religiosos de tradición ortodoxa oriental que atraen multitud de peregrinos y por otro aúnan la belleza natural de la isla con un ambiente “fresco” aún sin contaminar por las corrientes turísticas que de alguna manera van “colonizando” los rincones del Mediterráneo. Sus habitantes tienen justificada fama de hospitalarios y amables.
A Patmos solo se puede llegar por mar en ferry desde El Pireo y desde algunas de las islas más cercanas o con los cruceros que recalan por unas horas para que los visitantes puedan disfrutar de la isla. El puerto es Skala y desde allí se accede a la capital, Patmos o Chora, como popularmente se la conoce. Sin duda la impresión de la población dominada por la oscura mole pétrea del monasterio-fortaleza de estilo bizantino se queda impresa en la retina de quien lo contempla. Las casas blancas se arremolinan a los pies del monasterio como buscando su protección. Solo por esta imagen ya merece haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.
La construcción del Monasterio de San Juan el Teólogo a comienzos del siglo XI, fue dirigida por el monje Christodoulos a instancias del emperador bizantino Alejo I Comneno. Se concibió como una fortaleza que protegiera los tesoros artísticos y culturales que iba a albergar y sus cimientos se asientan sobre los restos de un antiguo templo consagrado a Artemisa.
Llegaron a vivir allí hasta 1700 monjes y aunque hoy en día la comunidad religiosa se reduce a solo 25, el patrimonio del monasterio en tierras y propiedades es inmenso no solo en la isla de Patmos sino también en otras islas vecinas. La muralla almenada que lo rodea alberga un complejo de capillas y dependencias entre las que destaca el Katholicon, la iglesia conventual principal en la que se pueden admirar frescos que representan temas relacionados con el mar, el Tesoro con valiosos iconos bizantinos, cálices, bordados del siglo IX y otros objetos usados para el culto, la biblioteca cuyo fondo de volúmenes es de un incalculable valor (posee hasta 16.000 documentos), entre sus objetos más preciados hay sellos patriarcales, manuscritos y pergaminos pero sin duda lo más preciado son las 33 páginas que se conservan del Evangelio conocido más antiguo, el de San Marcos (el resto está repartido entre el Vaticano y el British Museum de Londres), está escrito con letras de oro y plata sobre pergamino color púrpura.
Las vistas desde el monasterio son excepcionales abarcando la capital y la isla.
La ciudad de Patmos ha sido denominada la “Jerusalén del Egeo” tal es la impresión que causa cuando se la visita. Entre sus casas sobresalen numerosas iglesias ortodoxas, mansiones de los siglos XVI y XVII de familias importantes y sus callejuelas dejan entre medias plazas que miran al Egeo.
Para completar este conjunto esta la Gruta del Apocalipsis, muy cerca del monasterio, en el camino a 2 km, que conduce al puerto de Skala. Allí mirando al mar se abre la cueva en la que San Juan recibió la revelación del evangelio. En el interior de la cueva hay dos huecos que según la tradición le servían uno como almohada para dormir y el otro para apoyar el codo mientras escribía. Al margen del sentimiento religioso o la fe de cada uno no se puede negar que en este lugar frente al mar hay algo que eleva el espíritu.
Dejando Patmos hacia el mar se llega a Skala, en la costa oriental, es el puerto de la isla y constituye el centro de población mayor, donde se concentra la actividad social y comercial. Es una población relativamente moderna ya que hasta el siglo XIX su puerto sufría muchos ataques piratas. Una vez desaparecido este peligro se desarrolló como centro de negocios de la isla y del tráfico marítimo. En ella se encuentran numerosas tabernas en las que probar el exquisito pescado que se obtiene cerca de la costa. Las casas encaladas con patios llenos de flores y las mansiones neoclásicas configuran la fisonomía de esta agradable ciudad.
En la parte norte de la isla, en el centro de un amplio golfo, el pueblo de Kambos a 9 km de la capital posee una de las playas más bonitas de la isla. Esta situado en un entorno con bastante vegetación. Como tantos pueblos costeros situados en litorales escarpados, Kambos es en realidad el resultado de dos poblaciones, Kato Kambos (Bajo Kambos) junto a la esplendida playa y Pano Kambos (Alto Kambos) elevado sobre el mar. Pano Kambos es la población original y en ella se puede visitar la bonita Iglesia de la Anunciación entre casas blancas y calles estrechas. Desde Grikos se puede acceder a la cercana playa de Vagia en bus y después caminar alrededor de 1 km.
A 5 km al sur de Skala en la costa se encuentra el pueblo de Grikos, un bonito pueblo pesquero en el que se puede disfrutar de los deportes acuáticos en su extensa playa de arena y aguas cristalinas. Desde Grikos se puede ir en barca hasta otras playas vecinas como la playa de Diakofti y la de Petra también llamada Kallikatsou. Muy cercano a Skala a solo 3 km esta el pueblecito de Sapsila en el que se puede disfrutar de un ambiente tradicional en un lugar especialmente tranquilo. Otra playa cercana es la de Psili Ammos a la que solo se puede llegar en barca normalmente desde Skala, es un pequeño paraíso de arena fina y aguas limpísimas. Y tantas otras….
La isla de Patmos a sido tocada indiscutiblemente por los dioses paganos que la hicieron emerger de las aguas del Egeo, después el misticismo cristiano de la mano del evangelista San Juan también ha dejado su impronta en esta tierra que hoy en día sigue cautivando por su naturaleza hermosa y agreste que encierra tanto por descubrir.